martes, 11 de diciembre de 2012
Soledad
No negaré que muchas veces me siento terriblemente sola en el mundo y en buen grado es culpa mía, aunque también es culpa un poco de mis recuerdos y otro tanto del mundo. He intentado de todo, he enterrado vivos a mis recuerdos en un confín
de mi memoria esperando que se sofoquen en esa oscuridad. Siento como les
empieza a faltar el aire y como rasguñan, golpean y patalean para salir, pero
esta vez no sucederá. No tendré piedad. Los dejaré allí dentro hasta que mueran
a falta de atención. Hasta qué se consuman en el frío de tu mirada y no puedan
salir volando ni con tu último beso. Los dejaré allí dentro, dentro de cartas
sin destinatario. No les devolveré sus alas. Las guardare en un baúl con dos cerraduras,
una que se abra con una llave cualquiera y otra que se abra por dentro con la
exacta misma llave. Romperé todos los relojes, hasta los de arena y volveré el
tiempo atemporal para luego borrar todos los caminos de regreso a la realidad y
también los que llevan al pasado. Quemaré la luna y las estrellas para que
dejen de contarme historias de amor que no quiero escuchar. Taparé el sol con
un dedo para que nunca más me despierte de esos perfectos sueños. Borraré de
todos los cuentos de hadas al príncipe azul y todas las cartas de
amor. Ataré a los ángeles a la tierra y haré que cada día se desangré al
atardecer. Pero se que ni logrando todo aquello, me sentiría menos sola. Para eso, no necesito más que un milagro.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario