Este es uno de esos lugares donde nunca pensé
llegar, pero donde siempre quise estar. Y ahora que estoy aquí, tengo miedo.
Tengo miedo de no ser lo suficientemente buena como para estar aquí. A decir
verdad esa es una de las razones por las cuales, este es un lugar donde nunca
pensé estar. Porque en el fondo, yo sé que no soy lo que debería. No soy lo que
se merece, no soy lo suficientemente buena. Y no, no importa cuánto me haya
esforzado, incluso casi matado, por acercarme a lo que se supone debería ser. Nunca
lo seré. Y es que en realidad, lo que me trajo aquí, fue necedad e insensatez.
Y por eso estoy segura que yo no debería estar aquí. Tengo miedo de que te
abran los ojos y que veas la verdad. Tengo miedo de dejar de ser tu mentira
favorita. Tengo medio de regresar a donde se supone debo estar y que alguien
que si lo merezca, ocupe mi actual lugar. Y es que quizá eso es lo mejor que
puede pasar. Tal vez, es lo que deba pasar.
El me metió en este papel, sin que yo fuera apta
para él. Me metió aquí con mentiras piadosas e insensateces curiosas. Y ahora
yo me siento perdida en la oscuridad, caminando a ciegas por un camino
desconocido. Me siento sola, a la deriva de mi mala suerte. Quisiera poder
brillar aunque sea una vez para ver el camino. Pero no, yo no brillaré. Yo
siempre tendré que resignarme a buscar la luz al principio del túnel. Buscar
esa luz y huir... la verdad es que no me gusta huir, siempre lo he considerado
cosa de cobardes. Pero también de sabios. Y con mi cubierta de trapo, no me
puedo arriesgar al bosque de zarzas al que me están lanzando. Con mi corazón de
plomo, no me puedo arriesgar a subir muy alto en mi globo de aire
caliente.
Pero creo que ya estoy demasiado lejos de mi
fortaleza como para decidir que ya es tarde. Ya no me puedo echar para atrás.
No al menos por ahora. Esta es la decisión que he tomado y es lo que debo
hacer, es demasiado tarde para perseguir a aquella ave de colores que solía posarse frente a mi ventana. La verdad es algo que se puede cambiar. Aunque
no por lo pronto. Ahora lo mejor es seguir mintiendo, incluso a mí. Es
demasiado tarde para decir lo siento.