lunes, 19 de noviembre de 2012

Fuiste

De repente, escuchando música triste mientras mis ventanas lloran, me di cuenta que te has convertido en menos que un recuerdo, en menos que la sombra de un suspiro o el fantasma perdido de un beso. No sé qué ha pasado contigo desde hace más de treinta cambios de luna pero sigo sin entender porque me importa. Quizá sea porque eres de aquellas eminencias de personas que no son solo hombres si no caballeros, caballeros de aquellos que aún son capaces de ver un poco más allá en la historia de cada persona. Quizá sea porque fuiste a quien le reservé mi primer beso y aquel que hubiera querido que fuera el último también. Quizá fue porque no te importó lo que dijeran, tuviste el valor de defender quien eras, de derramar más de una lágrima por eso y de borrar las que eso mismo causó en mí. Quizá sea porque eres de aquellos artistas que acarician una guitarra con inclusive más amor de lo que se toca a una amante o quizá porque, según me dijo la luna, compusiste más de una canción para mí al cobijo de su luz o porque me dejaste esperando aquella serenata que tanto me prometiste. Pueden ser tantas cosas que la lista podría seguir por kilómetros y yo seguiría sin saber porque aún me importas, porque aún no soporto decir tu nombre en voz alta aunque sigue resonando en mi cabeza. Y escribo esto porque no tengo el valor de tomar un autobús e ir a decírtelo de frente, de deshacerme en lágrimas en tus brazos de nuevo ni mucho menos ver esos ojos que me atraviesan como flechas y que llegan hasta el rincón más recóndito de mi, esos ojos que imploran a gritos que no me aleje nunca más pero que solo me ven con esa mirada melancólica que tanto me gustaba de ti. Con aquella mirada con la que me partiste el corazón cuando me dijiste adiós y miraste atrás mientas te ibas.


No hay comentarios: