miércoles, 25 de abril de 2012

Cuando nadie más

Hoy ha sido un día pesado y cansado. Llego a mi casa con la única esperanza de poder vaciar mi mente de tantas cosas que llevan dando vueltas en ellas desde que abrí los ojos hoy en la mañana. Han pasado muchas cosas en muy pocos días y ya no se que tomar como un buen augurio y cuál debe ser uno malo. Decido tomar la primera puerta de escape de todo ser humano: el sueño. Me acuesto en mi cama en cuanto llego a ella y allí me quedo dormida hasta que mi celular suena y me despierta. Son las 5 de la tarde. Mis papás no están, han dejado una nota, van a tardar. Empiezo a intentar poner en orden todo lo que está atorado en mi mente y termino llorando desconsoladamente. Lloro hasta el cansancio y luego decido que necesito desahogarlo de alguna forma. Intento escribir pero nada coherente sale de mi pluma. Así que empiezo a hablar hasta que mis ideas se ponen en orden y puedo dejar de llorar. Mis ojos aun están húmedos pero ya puedo ver el teclado de mi laptop. Twitter siempre en un buen lugar para mis ideas random. Así que empiezo a ponerlas allí y de repente, alguien contesta a mis pensamientos. Desde el otro lado del mundo, la persona que menos me imagine me da lo único que quería: Palabras de cariño. Hace ya casi un año de la última vez que lo vi, pero él aun se acuerda de mí. Así como yo, muchas veces me acurdo de él. Tengo que decirlo, siempre fue un maravilloso amigo. Es curioso como alguien que está tan lejos puede de repente estar tan cerca. Lo extraño. Me saca unas cuantas lágrimas de felicidad y la primera sonrisa de la tarde. Ya de un mejor humor, procuro distraer mi mente hasta que oscurece y más por un error que por gusto, miro por la ventana en esta noche clara. Es curioso como a veces lo que más necesitas viene de donde menos lo esperas. Allí está la luna, sonriéndome cuando nadie más lo hace.

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