Hay muchas cosas por las que vale la pena
luchar. Pero hay muchas otras que ni siquiera se deben intentar para evitar
caer en espejismos mortíferos. Hay cosas de las que vale más la pena alejase
que aferrarse. Quisiera que comprendieras eso antes de que te hagas daño tú
solo. No quiero que intentes atrapar humo con las manos vacías, tampoco que
intentes construir una esfera de agua ni una fortaleza de luz. Te ahorraré el
esfuerzo: no va a funcionar. No quiero que pierdas tu espíritu luchador pero es
solo que hay cosas que no están hechas para ciertos propósitos: las piedras no
son buenas conversando ni los caracoles huyendo. Las miradas no son buenas
mentirosas ni los suspiros los mejores confidentes. Entiende por favor, por tu
propio bien, que entre más insensateces insistas en cometer, más te lastimas a
ti mismo. Entiende que las nubes no son buena escalera ni la gelatina la mejor
munición de guerra. Abre los ojos antes de que tropieces. Ve las cosas como son
antes de que cometas un error irreparable. Las sombras no son de fiar y de mi
no te puedes adueñar.