domingo, 21 de abril de 2013

Me gustaría

He hablado de amor, sentimientos, lágrimas, experiencias sueños y demás. Pero nunca le he hablado me mi, de Vainilla.
Yo no soy un ser corpóreo, pero tengo voluntad. Tampoco tengo ojos propios pero si tengo un punto de vista de la vida. No existo pero vivo.
Soy dueña de un pedazo de alguien, aunque la tengo que compartir con más seres como yo, algunos contrarios y otros muy parecidos a mí.
Pero lo más importante es ella en quien hábito, de quien soy un pedacito. Ella es fría, reservada, y callada. Es todo lo contrario a mí. Por eso a veces nos peleamos. Pero yo se que ella me quiere, me aprecia y me necesita tanto como yo a ella porque yo soy una balanza en su vida.
Me gusta la poesía y soy expresiva. De allí en adelante no tengo mucha más certeza de las cosas. No sé qué más soy pero si  sé que me gustaría llegar a ser.
Me gustaría, por ejemplo, ser el amor de tu vida y el brillo de tu sonrisa. Me gustaría ser una estrella fugaz o un diente de león. Me gustaría ser un caramelo o el rubor de tus mejillas. Me gustaría ser sueño y desvelo. Me gustaría ser una sombra o un destello. Me gustaría ser, tal vez, princesa de un castillo de naipes. Me gustaría ser una pluma navegando en el viento o una luciérnaga sin frasco. Me gustaría ser la última página de tu novela favorita o el primer batir de alas de una mariposa. Me gustaría ser una plumilla gastada o la resolana de un atardecer en tu perfil. Me gustaría ser una nube frente a la luna o un café en un día frío. Me gustaría ser un vicio en depresión o la tristeza en decadencia. Me gustaría ser una brisa en el desierto o una charla entre poetas. Me gustaría ser la ausencia y la presencia de la nostalgia pura.
Me gustaría ser tantas cosas y tan pocas que no sé por dónde empezar.


domingo, 7 de abril de 2013

Detrás


Esa mirada tuya, pálida como hielo, e igual de fría ante inexpertos. Esa tu mirada tan fría que congela instantes y escenas que os regalo calcadas en papel por las madrugadas. Esa tu mirada dulce, siempre sobre las dunas de arena que amenazan con enterrarla.  Dunas que ocultan todo lo que ves por las noches. Dunas en las que me gusta ahogarme y en las que dejo que me sofoques. Esas dunas que reposan sobre mejillas que se colorean de carmín con mis palabras. Mejillas que de vez en vez dan paso a sonrisas ligeras como humo. Sonrisas que no siempre son para mí o por mi causa, pero que me agrada ver en ti. Sonrisas que ocultan los secretos de tus labios. Labios sinceros que encarcelan demasiado y que me conocen en las sombras. Labios que sólo a la luz de las velas son capaces de vaciarse. Y luego está la manera en la que frunces el ceño cuando piensas. Todo eso rodeado por tu cabello siempre bien peinado, muy por el contrario del desorden de ideas que se trama debajo de él. Y finalmente, detrás de todo eso, allí estas tú.