viernes, 2 de agosto de 2013

Ficha en blanco

Mis dedos juegan con ella: la ficha en blanco del dominó al que nadie hace caso. Hay muchas otras fichas dormidas en esa cajita de madera que espera ser vaciada al fin. Pero no, nadie le hace caso a la caja. Y es que de entre todas las fichas he elegido esta para pasar entre mis dedo mientras tu finges no verme, porque es exactamente lo que somos. Somos una ficha en blanco, una sobre la cual se pueden dibujar los números que quieras. Lo que no se es que tanto quieres subir la apuesta.
Dejo la ficha en blanco sobre la mesa y tú a la vez pones otra en mis dedos. Juego un rato con ella pero luego me doy cuenta que no quiero otra, quiero la ficha en blanco. Quiero esa ficha en blanco porque representa todas las posibilidades que tenemos de ser. La quiero porque es algo, no sé bien qué pero es seguro que es algo, y algo importante para ser sincera. Me gusta porque aunque esta el blanco, es real. Es tan irreal y real al mismo tiempo que me gusta por eso. Porque eso somos y porque me gusta, me encanta que sea así. Me gusta que sea algo que sólo nosotros entendamos y que sólo nosotros sabemos valorar. También me gusta esta ficha porque sí la guardas hasta el final, no pasa nada. Porque nadie espera que las uses y porque es rara, muy rara. Me gusta que seamos mi ficha en blanco.

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