martes, 15 de mayo de 2012

Deshojando margaritas

¿Me quiere? ¿No me quiere?
Eterna pregunta de los amantes frustrados. Créanme: les habla una amante frustrada. Una amante un se ha terminado los campos de margaritas, intentando que su cadena de miedo que la sostiene lejos del cielo se rompa con pétalos. Recordando que pasa cuando no lo vez al frente lejos de ti, si no a tu lado, cerca.
Hay tantas cosas que me pasan por la mente...
¿Volé muy alto de nuevo? Si.
¿Me ilusioné otra vez sin razón? Si.
¿Quise ver algo que no estaba allí? Si.
¿Dejé que jugaran conmigo, consciente o inconscientemente? Si.
¿Me gusta sentir esto? No, definitivamente no.
¿Hay algo que pueda hacer para cambiarlo? No, ya no.
¿Hay algo que pueda hacer para evitarlo? Sí, pero nada que esté dentro de mis posibilidades.
¿Por qué? Porque soy débil ante el amor.
Lo sé y odio no poder hacer nada contra ello. Ante la más mínima muestra o asomo de amor, pierdo la mitad de mi razón y un buen trozo de sentido común. Estoy harta de esta patética debilidad mía. Alguna vez dije que no volvería a caer en estos mismos errores y heme aquí. Así que a partir de hoy, juro solemnemente ser fiel solo a los recuerdos de felicidad, juro ser amante solo de la noche, no deshidratar sueños, romper promesas ni olvidar metas, juro transformar mi sangre en tinta, mi piel en papel y mi corazón en piedra. Juro no volver a cometer estos errores y juro solemnemente no volver a enamorarme sin razón.
Así que, querido amor, hazle como quieras pero no volveré a caer ante ti. NO.